Las obras e infraestructuras creadas por el imperio romano han persistido hasta nuestros días conformando grandes monumentos. El secreto de estas estructuras , que han resistido por más de 2000 años, reside en el material primordial usado para la construcción de las calzadas , acueductos y toda clase de templos y anfiteatros : el concreto romano. Este último se trata de una forma un tanto primitiva de los cementos conglomerados que usamos en la actualidad , siendo uno de los primeros hitos de la ingeniería civil. Los bloques formados por el concreto romano se caracterizaban por su bajo peso y , siendo la característica más importante , su alta resistencia a los factores climáticos y al desgaste. Esto se debe las propiedades físico-químicas derivadas del uso de hidróxido de calcio Ca(OH)2 , que obtenían de la reacción entre el agua (H2O) y el óxido de calcio (CaO) , obtenido previamente de la calcinación de piedras calizas y moluscos cuya composición era eminentemente carbonato cálcico (CaCO3).
En este vídeo , propio de un autor de origen anglosajón , se explica como podemos crear nosotros mismos este útil material :
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